Hace muchos años había un gimnasio cerca de casa de mis padres. Era un gimnasio muy grande. Eran los noventa.
Antes de llegar a la zona de pesas, aquí puedes reírte, había que pasar por la zona de squash. Si, ese deporte en el que no sabías si estabas en una sauna, en Egipto o efectivamente haciendo deporte.
Un día probé. Puedo decir que tengo unos recuerdos muy húmedos. Perdí líquidos como no está en los escritos y siempre lo he recordado así.
Pero el squash ha desaparecido de nuestra ciudad. Intuyo que de muchas más. De la noche a la mañana, adiós.
Ahora la gente juega al pádel y está de moda. Sudas mucho, pero nunca como al squash. Deportistas domingueros, ya sabes.
Bien.
En nuestro país, casi todo lo que no sea fútbol y en menor medido baloncesto, no fluye. Le cuesta mucho y es una minoría. Pero aún así puede tener su público y ser rentable.
Estos días mis hijos han probado a jugar a voleibol. En septiembre veremos si quieren seguir.
Yo pensaba que apenas se jugaba. Y quizás sea algo cierto, pero para una liguilla local sí. Y al igual que el Disc Golf del otro día, algunas veces no puedes llegar a imaginar el potencial de algo hasta que lo investigas y compruebas.
En voleibol en 2015 había 71.000 federados. En 2019 85.000. Interesante crecimiento.
En squash en 2015 había 1.659 federados. En 2019 2.010.
El fútbol pasó en las mismas fechas de 909.000 a 1.095.000 federados.
La colombofilia, la cría y adiestramiento de palomas mensajeras, pasó de 4.900 a 3.100. Internet ha hecho mucho daño al sector.
Y esta es una buena forma de ir teniendo información que nos permita tomar decisiones. Conocer el volumen del mercado.
Se trabaja al principio, claro. Cuando más necesitas saber.