
Nunca imaginé que una de estas nos quitara las patatas fritas. La muy cabrona esperaba a que nos fuéramos al agua para venir a nuestras toallas.
Lo hizo varias veces.
El ingenio animal no tiene límites.
Nunca imaginé que una de estas nos quitara las patatas fritas. La muy cabrona esperaba a que nos fuéramos al agua para venir a nuestras toallas.
Lo hizo varias veces.
El ingenio animal no tiene límites.