Acabo de ver un vídeo y antes de que se me olvide voy a escribirlo.
Menudas sensaciones desde el otro lado de la pantalla.
Un kayak.
En un lago muy grande parece.
No hay olas.
Una tranquilidad y un silencio perturbador.
De frente algo saliendo del agua. Luego ese algo se convierte en varios algo.
Y que vienen hacia ti.
En unos 20 segundos, mientras ese tiempo se hace interminable, aparecen a tu lado una familia de orcas.
Jooooooooooooder.
Y se piran.
Ni hola.
Las pulsaciones debían estar a mil. Las mías lo estaban y estaba sentado delante del ordenador, así que imagina ahí subido al bote suspendido sobre el agua.
Las palabras de los que grababan, que parecían dos, eran entre el asombro y el acojono.
En esas circunstancias muchos te dirían:
Manten la calma.
Una orca nunca ha atacado a un humano en libertad.
Bla bla bla.
Mis cojones.
Eso dice desde fuera, pero cuando vienen esos animales hacia ti sin saber qué va a pasar, esas frases de autoayuda no sirven de nada.
Ahora bien, es una situación drástica. Rara y que llega de impacto en unos segundos. No la esperas.
Poco puedes hacer salvo esperar.
Pero esto no es lo habitual. Lo habitual es que las cosas se vean venir. De forma rápida o lenta.
Los hay que prefieren esperar y los hay que prefieren actuar.
La decisión es tuya.
Bueno, ya ves de qué va el contenido de la web.
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