Motivos por los que me han dejado su correo electrónico algunas personas.
Para traducir a idioma de curso legal lo que te quieren decir cuando sacan el argot marquetiniano anglosajón los distintos profesionales y empresas que venden servicios y productos por Internet. Para que no te la metan doblada.
Para entender si algo es fácil o no de hacer técnicamente y te olvides de esa frase tan manida que te hace parecer idiota: «Esto lo hace cualquiera».
Para trolearme.
Para dejar el portátil en casa cuanto te vayas de vacaciones.
Para dormir más tranquilo por la noche.
Para saber cuando alguien te pide un presupuesto y solamente es para coleccionarlo o justificar su jornada laboral.
Para afrontar reuniones comerciales sin poner cara de póquer cuando te hablen de cosas de Internet que no entiendes.
Para irse de paseo con la familia y dejar el móvil en casa.
Para saber cómo preparar presupuestos tan diferentes a los que se suelen recibir, que los futuros clientes piensen … «Con estos sí que quiero trabajar».
Para saber por qué tu pata digital del negocio hace aguas si has hecho todo lo que te dijeron que había que hacer para conseguir lo contrario.
Para entender qué está pasando cuando ves, una vez más, un mail de ese cliente.
Para saber si su negocio habría que cerrarlo, aunque nadie quiera decirlo.
Es gratis y te borras cuando quieras.